Ellos son desconcertantes, dicen que están mal. Seres crudos, mal cocidos, que nacieron mal. Hay que echarle encima un velo para no apestar. Ellos deben ocultarse para no espantar.
Mil serpientes llevan dentro, y una víbora letal, que a la mínima ocasión puede despertar. Pero ellos tienen el mundo metido en un puño. Ellos han nacido para dominar.