A pesar de ser una taquimeca, afiliada a la checa, tengo la pretensión de lucir, cuando llega una verbena, en mi carne morena, el clásico mantón. Y lo mismo que alterno en el Palace los días que me place, en plan de niña bien, sé endiñar, si es preciso, una paliza como la más castiza del barrio Lavapiés. Y a mí, no sé por qué, me tién dentera las chicas de mi barrio, por postinera. Y cuando paso de esta manera, "ahí va la postinera" oigo exclamar y es la verdad, pues no hay otra más chula ni más plantá. Y después de salir de la oficina, un baño en la piscina acostumbro a tomar, porque ya no resulta desatino que el sexo femenino se ponga a refrescar. También voy por la tarde al bar Chicote y allí me pego un lote de gambas y cocktel y si encuentro un pollito que me llena, me voy a la verbena a subir al carrusel.