Cuenta la historia de un mago que un día en su bosque encantado lloró. Porque a pesar de su magia no había podido encontrar el amor.
La luna, su única amiga le daba fuerzas para soportar todo el dolor que sentía por culpa de su tan larga soledad.
Es que él sabía muy bien que en su existir nunca debía salir de su destino. Si alguien te tiene que amar, ya lo sabrás sólo tendrás que saber reconocerlo.
Fue en una tarde que el mago paseando en el bosque la vista cruzó con la más dulce mirada que en toda su vida jamás conoció.
Desde ese mismo momento el hada y el mago quisieron estar sólos los dos en el bosque amándose siempre y en todo lugar.
Y el mal que siempre existió, no soportó ver tanta felicidad entre dos seres. Y con su odio atacó, hasta que el hada cayó en ese sueño fatal de no sentir.
En su castillo pasaba las noches el mago buscando el poder que devolviera a su hada, su amor, su mirada tan dulce de ayer.
Y no paró desde entonces buscando la forma de recuperar a la mujer que aquel día, en medio del bosque por fin pudo amar.
Y hoy sabe qué es el amor, y que tendrá fuerzas para soportar aquel conjuro. Sabe que un día verá su dulce hada llegar y para siempre con él se quedará