Vieja viola, garufera y vibradora de las horas de parranda y copetín, de las tantas serenatas a la lora que hoy es dueña de mi cuore y patrona del bulín, ¡cómo estás de abandonada y silenciosa, después que fuiste mi sueño de cantor! Quien te ha oído sonar papa y melodiosa no dice que sos la diosa de mi pobre corazón.
Es que la gola se va y la fama es puro cuento y andando mal y sin vento todo, todo se acabó... Hoy sólo queda el recuerdo de pasadas alegrías, pero estás vos, viola mía, hasta que me vaya yo.
Cuántas noches bajo el brazo de la zurda por cubrirte del sereno te llevé y por más que me encontrase bien en curda, conservándome en la línea, de otros curdas te cuidé. Si los años de la vida me componen y la suerte me rempuja a encarrilar, yo te juro que te cambio los bordones me rechiflo del escabio y te vuelvo a hacer sonar.