Yo soy la Morocha la más agraciada, la más renombrada de esta población. Soy la que al paisano muy de madrugada brinda un cimarron.
Yo, con dulce acento, junto a mi ranchito, canto un estilito con tierna pasion, mientras que mi dueño sale al trotecito en su redomon.
Soy la morocha argentina, la que no siente pesares, y alegre pasa la vida con sus cantares. Soy la gentil compañera del noble gaucho porteño, la que conserva la vida para su dueño.
Yo soy la morocha de mirar ardiente, la que en su alma siente el fuego de amor. Soy la que al criollito mas noble y valiente ama con ardor.
En mi amado rancho, bajo la enramada en noche plateada, con dulce emoción le canto al pampero, a mi patria amada y a mi fiel amor.