El otro día el cartero al pasar me dio una carta, al pasar me dio una carta, fue muy grande la sorpresa, le aseguro compañero, temblé porque nunca espero tener alguna misiva, abrí la carta enseguida, y asómbrese hermano mío, me invitaban a pedido los muchachos de allá arriba.
Escuchen quiero contarles lo que la carta decía, lo que la carta decía: Para Usted, con alegría, esta carta le mandamos, sabrá que nos encontramos unidos y muy contentos, que pronto iremos al centro en un desfile imponente, por esa calle Corrientes a la que tanto queremos.
Desfilarán bandoneones violines, flautas y violas, violines, flautas y violas, La Paquita, Bardi, Arolas, Maglio, Pacho, el Pibe Ernesto, también Betinotti, Greco, Contursi con su arrrabal, Magaldi, el sentimental, todos iremos al centro para que quede ese encuentro como un recuerdo inmortal.
Las violas irán al frente de malvón bien prefumadas, de malvón bien prefumadas, por un ángel adornadas en color blanco y celeste, y aunque nombrarlo me cueste es tanto el cariño a él, hágame caso esta vez pare el tránsito le pido: “Mi Buenos Aires querido cuando yo te vuelva a ver”, viene cantando Gardel.