Guitarrero, con tu cantar me vas llenando de luz el alma, porque tu voz temblando está corazón adentro de la farra.*
Como un puñal, clavado está el grito arisco de la baguala, y el eco de tu corazón bombo se vuelve en las cacharpayas.
Si alguna vez el tiempo calla para siempre tu guitarral,** sobre tu sueño irá el viento quebrando maderas de jacarandá.*** Adiós, adiós guitarrero, ¡tu viejo sendero qué rumbo ha 'i tomar!
Hijo de aquel viejo cantor, que se fue al cielo de las vidalas, por la noche manchadita con las estrellas de su guitarra.
No te vayas, guitarrero, que se me apaga la luz del alma; quiero volver a amanecer para morirme en las cacharpayas.****