Hoy, después de tanto tiempo de no verte, de no hablarte, ya cansado de buscarte siempre, siempre, siento que me voy muriendo por tu olvido, lentamente, y en el frío de mi frente tus besos no dejarás.
Sé que mucho me has querido tanto, tanto como yo; pero, en cambio, yo he sufrido mucho, mucho más que vos. No sé porque te perdí, tampoco sé cuándo fue, pero a tu lado dejé toda mi vida, y hoy que estás lejos de mí y has conseguido olvidar, soy un pasaje de tu vida, nada más.
¡Es tan poco lo que falta para irme con la muerte! Ya mis ojos no han de verte nunca, nunca.
Y si un día, por mi culpa, una lágrima vertiste, porque tanto me quisiste sé que me perdonarás.