Cielo azul respóndeme, he de saber por qué me diste a mí tan triste papel.
Tanta luz no deja ver, y tal vez debieras darme a mí lo que no tendré.
Mi destino cambió. Quizás se enredó al antojo de un Dios, hiriendo mi corazón.
Y yo aquí hasta el final, le soy fiel ,le doy mi vida, donde esté, noche y día, y aunque sé que mi ser jamás la alcanzará, me da igual, pues con sólo saber que mañana la veré me basta...
Sólo un Dios podría ser tan vulgar y a la vez tan cruel por una mujer.
Y mi alma se cegó sabe que jamás podrá volver a ver la luz del sol.
La amaré, la honraré, sólo en sueños la tendré.
Sufriré, lloraré, por su vida velaré. Cuando muera moriré