Cuando era un pequeño pájaro me dijeron que había nacido para vivir en una jaula, más adelante, cuando en águila me convertí, temerosos de que huyese tras romper la jaula, me hicieron creer que era libre, por ello me abrieron las puertas para que volase, pero no tarde mucho en constatar que mi pata a una roca estaba atada con una corta y pesada cadena