Sin motivo y sin razón la hice de llorar un día sin motivo ni razón perdóname mare mía que ahora comprendo yo lo que conmigo sufrías.
Y su cara una belleza su cuerpo era una escultura y su cara una belleza pero el alma la tenía negra como la corteza de una embarcación perdía.
Este es uno de los primeros fandangos que aprendí, por aquella época en que empezaba a apreciar aquellos cantes, aquella música extraña que mi padre y mi hermano se empeñaban en que escucháramos. Aquellas cintas de Camarón de la Isla que poníamos una y otra vez. Recuerdo entonces que la piratería no hacía tanto ruido, pero todos teníamos cuatrocientas cintas grabadas en las cadenas de doble pletina, y alguna que otra original. Ahí sí que era fácil copiar un disco, y nadie decía nada. Esas TDK míticas. Recuerdo con especial cariño aquella cinta de Camarón, esta sí era original, de color negro, ese Potro de rabia y miel, el último disco del de San Fernando, que escuchamos una y otra vez en casa de mi abuela en una vieja minicadena blanca horrorosa. Hoy llevo un día de recuerdos. Me encantan los viernes de recuerdos. Ea, y si el post salió desordenado, pues eso es lo que hay.