Hasta que no venga la mas pura flor de invierno a convencerme No dejar‚ que tus palabras de desaire Confundan el trayecto de mis manos Me mantendr‚ despierta Pero con mi sue¤o Que no he venido a que t£ juzgues mi batalla Ya me acostumbro a luchar sola Y no pienso perder Se secan solas l grimas en la cara Reina el silencio Suda mi espalda Abre los ojos de tu mirada Y a pesar de la desconfianza del vecino, De la mala cara, de la espalda de los colectivos que un d¡a quisieron dinero de mi palabra, De los buitres carro¤eros que se acercan a la m£sica para sacar tajada, del esfuerzo que supone ser tu misma y no quedarte en la estacada, aprendieron mis pasos a volar de lo que aprendieron mis pasos, de lo que aprendieron me mantendr‚ despierta pero con mi sue¤o hasta que no venga la m s pura flor de invierno a convencerme que no he venido a que tu juzgues mi batalla.