La tarde que en tus ojos vi el mundo de mi cielo ideal, todas mis ansias puse en ti y desde entonces supe amar. Y mientras que en un velo azul brillaba majestuoso el sol, yo te quise entregar mis suspiros de amor. Tu vida encantadora amé de cuando te acercaste a mí, porque me parecía ver un cielo de ternura en ti. Y de esa vez, mis ansias van buscando tu pasión porque ella aumenta mi viva emoción.
Junto a la madreselva en flor tu boca, sólo mía, fue, y en ella mi cariño halló la gloria que soñé. ¿Te acuerdas, mi preciosa hurí, que tu alma enamorada, fue en todo mi feliz querer una rosa de Abril?
Tú sos, mi bien, vergel de amor, mujer por quien mi ser vivió. Y si tu corazón me das he de sentir la dulce paz de mi vivir.