El prestigio de los yanquis está tan bajo, tan bajo, tan bajito, tan bajito como un enano agachado. Ahora los pueblos se alegran con aquel canto infantil que dice así: ¿Quién le tiene miedo al lobo, miedo al lobo, miedo al lobo?. ¿Quién le tiene miedo al lobo, que ya no es feroz?. Por Cuba empezó la cosa, con barcos y mercenarios, pero de Cuba salieron con el rabo trasquilado. Ahora los pueblos se alegran con aquel canto infantil que dice así: ¿Quién le tiene miedo al lobo, miedo al lobo, miedo al lobo?. ¿Quién le tiene miedo al lobo, que ya no es feroz?. Después de aquella derrota para Vietnam apuntaron y en la tierra vietnamita soltaron el carapacho. Ahora los pueblos se alegran con aquel canto infantil que dice así: ¿Quién le tiene miedo al lobo, miedo al lobo, miedo al lobo?. ¿Quién le tiene miedo al lobo, que ya no es feroz?. Ahora andaban coquetiando con Sabindi y los gusanos, pero la fuerza angoleña les volvió a torcer el rabo. Ahora los pueblos se alegran con aquel canto infantil que dice así: ¿Quién le tiene miedo al lobo, miedo al lobo, miedo al lobo?. ¿Quién le tiene miedo al lobo, que ya no es feroz?. Por eso ya no hay prestigio, ¡qué prestigio ni ocho cuartos!, si el prestigio de los yanquis es un enano agachado. Ahora los pueblos se alegran con aquel canto infantil que dice así: ¿Quién le tiene miedo al lobo, miedo al lobo, miedo al lobo?. ¿Quién le tiene miedo al lobo, que ya no es feroz?.