¿Queríamos separarnos? ¿Lo creíamos prudente y justo? Ya está hecho ¿Pero por qué nos horroriza el acto como un crimen? Ah, nos conocíamos poco Ya que es Dios quien nos gobierna ¿Traicionarle a Él? ¿A Él que nos dio el alma y la vida? ¿A Él que nos anima? Dios protector de nuestro amor Eso, eso jamás podría hacerlo Pero el mundo invento otra privación Otra ley de acero Otro derecho Y el hábito, día tras día, consume nuestra alma Pero yo ya lo sabía Si el miedo se informa arraigado en nosotros Es capaz de separar a los dioses de los hombres También entonces debe también morir en el corazón de los amantes Con sangrienta expiración Dejadme caer ¡Oh, y no permitas que vea nunca más aquello que me mata! Así podré volver en paz...en la soledad Y nuestra despedida continuará siendo nuestra Tiéndeme tu misma la copa y bebamos lo bastante del veneno saludable y sagrado Lo bastante de este trago de Leteo Para que todo amor y odio sea olvidado Quiero irme Quizás un día ya demasiado tarde te volveré a ver de última Pero entonces el deseo se habrá desangrado completamente Y, en paz, como los felices, andaremos juntos Tanto como dura una larga conversación... Pensativos, vacilantes Hasta que de pronto este lugar donde nos dijimos adiós Despertará nuestras almas olvidadizas Y nuestro corazón se reanimará
Te miraré sorprendido Voces y un dulcísimo canto brotarán del pasado Mezclándose con el sonido de un laúd Y allá, en la otra ribera del arroyo Un lirio dorado exhalará para nosotros su perfume