En nombre del patrón
me permito recomendarle nuestra especialidad.
Es un plato para altos funcionarios
que sólo se sirve en los mejores restaurantes.
Angurrias, histrionismo y cobardía
con fetas de ignorancia y truhanería.
Lisonja, adulación, vil reverencia,
con salsa de crueldad y de violencia.
Mendaz comercio, sórdida ganancia,
usurpación, rapiña y arrogancia.
Adelanto perverso, terquedad lucrativa
y clorhidrato
al plato
con aceite de oliva.
Y de postre tenemos
sólo budín de pan
y locas en almíbar
bañadas con champán.
¡Bien Señor!
¡Sí Señor!
Registré su pedido:
de todo y para dos.
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