(El alejamiento es nuestra nueva norma. Solsticio de verano, mi infierno.)
Ahora muero y desaparezco, en un instante seré nada. He dicho mi palabra y por ella quedo hecho pedazos. Así lo reclama mi destino. Pero yo mismo soy el eterno retorno. Aún lo escrito nos vuelve a dejar sin mirar a barlovento, mi Karelia…
Nuestras almas, Uroboros. Solsticio de invierno, mi infierno.