Me moría por ella y busqué mil excusas para verla, aunque fuera un segundo, aunque ella jamás se diera cuenta. Me moría por ella, y me ganaban los nervios si me hablaba, y yo quedaba mudo, y tenía que agacharle la mirada.
Qué tonto y qué tan absurdo que me sentía al lado suyo por no tener el valor y creer que, sí, era posible acercarme y decirle...
Que me moría por ella y quería robarle el corazón. Me moría por ella, por ser sólo yo el dueño de su amor. Y no es posible explicar que no hice nada en todo el tiempo que pasó, y aquí estoy frente a ella, y aún me muero por ella.
Me moría por ella, nunca supe lo que era besarla, me quedé con las ganas de tomarle la manos y abrazarla. Me moría por ella, de contarle mis sueños y escucharla, y reírnos por nada, consolarla en mi hombro si lloraba.
Qué tonto y qué tan absurdo que me sentía al lado suyo por no tener el valor y creer que, sí, era posible acercarme y decirle...
Que me moría por ella y quería robarle el corazón. Me moría por ella, por ser sólo yo el dueño de su amor. Y no es posible explicar que no hice nada en todo el tiempo que pasó, y aquí estoy frente a ella, y aún me muero por ella.
Me moría por ella y quería robarle el corazón. Me moría por ella, por ser sólo yo el dueño de su amor. Y no es posible explicar que no hice nada en todo el tiempo que pasó, y aquí estoy frente a ella, y aún me muero por ella.