Ya empezamos otra vez con excusas que al final no servirán. Serán palabras rancias. ¿Sabes que vendrá después? Reconciliación carnal que al terminar disipará la magia.
No es cuestión y no cuestionaré. Si ya no tengo opción entre tu espada y la pared.
Te quiero yo también.
No puedo explicarlo mejor ni quiero, quiero, quiero, tampoco.
Te congelarás la piel y cuando intente descansar, te pedirás mi lado de la cama. Sabes que discutiré que me quieras abrazar, pues hoy también me quitarás la almohada.
No es cuestión y no cuestionaré. Si ya no tengo opción entre tu espada y la pared.
Te quiero yo también.
No puedo explicarlo mejor ni quiero, quiero, quiero, tampoco.
Si te muerdo, es sin querer. Si te miro, es sin mirar. Si te abrazo, es sin pensar que ya no siento nada.
No es cuestión y no cuestionaré. Si ya no tengo opción entre tu espada y la pared.
Te quiero yo también.
No puedo explicarlo mejor ni quiero, quiero, quiero, tampoco.