Son las seis de la mañana El despertador agudo del vecino vuelve nuevamente a significar mis pensamientos.
El ruido de la llave de su caja mal cerrada viene a estructurar la corriente desordenada de imágenes que se mezclan en toda mi cabeza. Entonces los recuerdos pueden aclararse y volverse a convertir en los arrepentimientos que nunca han dejado de serlo.
Otras imágenes aparecen luego De esos momentos de aquí y de allá Pero desaparecen inmediatamente tragadas por el ruido de una rasuradora eléctrica.
Una vez más, el sueño no vino.
¿Yo? ¿Por qué yo? Definitivamente hoy no Que la primera vez no me abandonó hasta verme completamente hundida en el alcohol.
¿Por qué mi propia fuerza no basta para mantenerme erguida? ¿Y mis cuatro extremidades no sirven mas que para recordarme que aún tengo un estúpido cuerpo?
Tengo sed Ése es el único de mis reflejos que nunca me abandona ¿Por qué hablo de abandonar? Oh no, esta noche no Que estoy harta de vaciarme cuando solo me queda vacío.
¿Amar? No, tampoco Eso es para los mortales y yo vivo en el limbo Donde no se sufre, no se siente, no se goza Sólo se observa y se calla.
¿Por qué yo? ¿Por qué yo no? ¿Por qué no puedo? ¿Por qué muero y muero? ¿Por qué ya no te siento, no te escucho? No sufro, no busco, no encuentro, no vivo.
Muero.
¿Qué es la vida? ¿Un frenesí? ¿Una ilusión? Tal vez una sombra o una ficción Donde el mayor bien es pequeño Que toda la vida es sueño Pero desafortunadamente los sueños Sueños son.
Amanece Avanza el rayo de luz recorriendo todo mi cuerpo Me calienta, me da vida Me recorre incluso hasta mi nombre Me hipnotiza hasta la ventana y veo el nuevo milagro de cada día.
Amanece Estoy viva Nada importa porque hoy Aún sigo viva.