Guardo toneladas de poesía explosiva junto a mi cama y una pistola cargada de miedo bajo mi almohada. Guardo palabras del infierno y del cielo, risas prohibidas y gritos tan fuertes que parecen silencio y hacen heridas, y hacen heridas.
Dime ¿qué fue? Es poesía, brujería. Poesía, brujería.
Guardé las fórmulas de un viejo adivino entre mis libros que no se pueden pronunciar en voz alta o estás perdido. Guardo las lenguas que consumen los hielos de mi cabeza y terremotos de oraciones que no se rezan.
Poesía, brujería. Poesía, brujería.
Yo veo la suerte como la muerte. Te toca, y gente que ni conoces quieren verte. Del cielo te caen parientes, solo una letra las hace tan diferentes. Gracias al ejército que no deja verse pero están con uno siempre, siempre. En las malas y en las no tanto por Cristo bendito sea su espíritu santo que me tiene vivito y zumbando.