No importa que te ausentes de mí, sin darme ni siquiera un adiós, sin comprender que dejas aquí a un corazón muriendo de amor.
Bien sabes que te adoro, mi bien, con una loca y ciega pasión... que por doquiera que vayas seguiré ansioso tus mudas huellas.
Nunca jamás encontrarás a otro hombre que te ame tanto como yo te amo, y que también deposite a tus plantas todo mi afecto, toda mi vida.
Así soy yo, vivo par adorarte alma de mi alma, mujer querida, en cambio tú, con suma indiferencia de mi te alejas cuando te llamo.
Ay, ven a mi, no mates con tu ausencia, a un pobre ser que solo sabe amarte, ven pues ingrata, con sólo tu presencia, seré de nuevo, por ti dichoso al contemplarte