Era una rosa morena con los labios de coral. Para quitarse las penas cantaba y cantaba por la madrugá.
¿Qué tienes en la mirada, Maruja Limón, que miras desconfiada, Maruja Limón? A saber de tu ceguera, con esa cara. Amarilla y con ojeras, qué pena me das. Ya te he dicho muchas veces, Maruja Limón, que ese hombre me parece palomo ladrón. Como no pongas cerrojos en tu corazón, van a ser fuentes tus ojos, Maruja Limón, Maruja Limón, Maruja Limón, Maruja Limón.
Tiene brillantes por cientos y esmeraldas un sinfin. Pero por mor de aquel cuento, los hombres le cantan por el Albaicín: ¿A dónde fueron tus cantares, Maruja Limón, y tu blusa de lunares, Maruja Limón? Que te pones terciopelo en vez de percal y no llevas en el pelo ramitos de azahar.
Estribillo, 2 veces: No me hiciste lindo caso, Maruja Limón, y ahora vas pasito a paso a tu perdición. Por no haber puesto cerrojos en tu corazón, ahora son fuentes tus ojos, Maruja Limon, Maruja Limón, Maruja Limón, Maruja Limón.