Mil amores tuve yo y en ninguno yo encontraba la dulzura que soñé. Ya que en cambio sólo hallé la falsía despreciable que mi alma endureció. A la vida retorné cuando tu carita de ángel, en mi vida se cruzó y encauzaste mi existencia, por la senda que jamás ya dejaré. Fue que tu amor, ¡dulzura y fe!, retrajo a mí las ansias de vivir. ¡En paz con Dios!… Paz que tanto ambicionaba, sol de afectos que anhelaba, y que fue canción triunfal de amor, que en su esplendor, toma formas de melodía que, mi corazón canta feliz.