Desatando los recuerdos del ayer, en la triste realidad de mi vivir, escuché tu voz distante y mi querer sollozó en la sombra larga de tu olvido. Bajo el soplo agonizante de la tarde caen las hojas del otoño junto a mí. Estoy solo en mi dolor y tengo miedo de esta ausencia que me aleja más de ti.
En tus locos afanes de vuelo te has quebrado las alas, mariposa. Y en la pobre orfandad de tus anhelos, pretendiste ocultar tu gran derrota. Mariposa sin alas sólo eres una sombra perdida en el espacio. Yo quisiera borrar tu desventura en la humilde tibieza de mis brazos.