Me moría por ella, y busqué mil excusas para verla aunque fuera un segundo, aunque ella jamás se diera cuenta, me moría por ella, y me ganaban los nervios si me hablaba, yo quedaba mudo, y tenía que agacharle la mirada.
Que tonto y que tan absurdo que me sentí al lado suyo, por no tener el valor y creer que si era posible aceptarme y decirle.
Que me moría por ella, y quería robarle el corazón, me moría por ella, por ser sólo hoy su dueño de su amor, y no es posible explicar que no hice nada y todo el tiempo que pasó y aquí estoy frente a ella, y aún me muero por ella.