Donde terminan las carreteras, donde los besos saben a hiel, donde se queman las primaveras de mi niñez.
Donde los dioses se van de putas, donde uno y dos nunca suman tres y los beatos beben cicuta contra el estrés.
Donde crece el mar en esta gran ciudad te llevaré.
Donde vomito las borracheras y se apuñala la sensatez, se filtra el tedio por las goteras de la vejez.
Donde comienzan los esterores en el diván del ser o no ser, a la posada del mal de amores te llevaré, te llevaré al otro lado de lo prohibido, donde lubrican los pervertidos, a la estación de tu último tren, te llevaré donde se encocan los picoletos y los chaperos detrás de un seto venden el alma por el parné.
Donde se trucan todos los juegos y las niñatas tienen el mes, donde la muerte por dos talegos te hace un francés.
Donde ponen el culo los mafiosos, de club a club luego al cabaret, donde acabamos aquel agosto ebrios de sed.
Donde el alquitran se mezcla con el mar te llevaré.
Donde se encierran en los servicios los violadores de zaporter, donde el doctor me receta vicios para el acné.
Al otro lado de la frontera detrás del muro de la embriagez, a la eutanasia de las ojeras te llevaré, te llevaré donde se clonan los elegidos y más allá de lo permitido con mil mentiras te besaré, te llevaré a ver la peli de lo vivido al callejón de los alaridos donde una noche te desnudé, te llevaré a la pension del fracaso herido, al vil camastro de los gemidos donde un menor sodomiza a un juez, te llevaré donde se enzarpan los picoletos y sacrifican sus propios fetos sacerdotisas de lucifer, te llevaré al otro lado de lo prohibido, donde lubrican los pervertidos, a la estación de tu último tren, te llevaré