Se levanta lentamente de su camita chica, mirando musarañas recoge su mochila. Los metros que recorre pal’ colegio son eternos, le da tiempo a pensar trescientas veces en ir a verlo.
Nacen en mí unas sensaciones que no describo, hoy mi vida se oscurece, por ti no vivo.
A cada instante se cuestiona qué le pasa a ella, solo es una niña de quince primaveras, y el niño que le gusta, que tiene veinticuatro, la mira indiferente sin saberse deseado.
Puedo susurrarle al viento con mis quejíos, y su cuerpo con mi cuerpo los dos unidos.
Porque te quiero a morir, te quiero al respirar, sin ti no puedo vivir, tus ojos son el mar y yo navego hacia ti, no tengo explicación que yo te quiero a morir.
Su gente le aconseja «tú no sabes lo que quieres», la edad de las muñecas se le apaga de repente. Ahora solo quiere pasear de su manita, y sueña todas las noches con besar esa boquita. Fría, seguía, vacía, mare mía, ¿quién la salvará de su agonía? Se había enamorado y no podía entender, que el niño de sus ojos no la va a corresponder.
Nacen en mí unas sensaciones que no describo, hoy mi vida se oscurece, por ti no vivo. Puedo susurrarle al viento con mis quejíos, y su cuerpo con mi cuerpo los dos unidos.
Porque te quiero a morir, te quiero al respirar, sin ti no puedo vivir, tus ojos son el mar y yo navego hacia ti, no tengo explicación que yo te quiero a morir.
Porque te quiero a morir, te quiero al respirar, sin ti no puedo vivir, tus ojos son el mar y yo navego hacia ti, no tengo explicación que yo te quiero a morir.
Y paseando por tus luces infinitas, he visto el cielo y ya la vida es más bonita, y los puñales de este amor, que son tan tristes, ¡ay! se me clavan en el pecho y ya no sé por qué te fuiste.