Lo que tengo lo llevo conmigo en esta absurda bolsa y en este absurdo cuerpo, lo que quiero está siempre tan lejos quizá al final de este absurdo camino. A veces, cuando el sol se va, tiñendo de violeta la esquina del mar comprendo que nunca tuve nada y que muy probablemente nunca lo tendré.
Uuuuh!... Sólo el beso de tu voz en el alma. Uuuuh!... Y el perfume de tu cuerpo a mi alrededor. Me siento tan solo, no sé en qué dirección correr como un pájaro raro, que llegó al festín de los monos. Llévame, aire del camino hasta donde nadie me pueda encontrar. Llévame, aire tibio y azul y abandóname colgado de tu luz.
En tu luz brillante de cuchillo adivinaré la rosa y el clavel Llévame, aire del camino, hasta donde nadie me pueda encontrar. A veces, cuando asoma el sol, llenando de diamantes la quietud del mar me doy cuenta de que siempre fue así; siempre estuve solo y siempre lo estaré. Uuuuh!... Cuántas veces soñando despierto.
Uuuuh!... Creo verte entre la multitud. En algún lugar alguien debería escribir que este mundo no es más que una enorme piedra redonda. Me siento tan solo, que no sé en qué dirección correr, como un pájaro raro, que llegó al festín de los monos. Llévame, aire del camino hasta donde nadie me pueda encontrar
Llévame, aire tibio y azul y abandóname colgado de tu luz. Y en tu luz brillante de cuchillo adivinaré la rosa y el clavel. Llévanos, aire del camino, hasta donde nadie nos pueda encontrar