Ahora entiendo cuán inmenso es el pequeño espacio de quien ama. De quien vive y muere por quien quiere, aunque después, no se espere nada, y llegue su mirada y te deshaces otra vez. Ahora voy sintiendo que tan sólo el tiempo puede transformar. Voy pasando cuentas con la infinidad de errores que tal vez, algún día de estos, si solo con los gestos que acompañan al hablar, me haga entender, porque no me entiendo. Y no se muy bien lo que guardo dentro, si es bonito o feo, grande o muy pequeño, roto, entero. Que me muero por hacerlo bien. Nubes tan espesas en lo alto de mi cabeza me acompañan. Rayos limpios, claros, largos de un sol que no veo aunque se que están ahí. Y estar despistado es un poquito raro pero humano, ya lo sé. Pero ya ves que yo no soy paciente. Tú ya lo ves que hay una serpiente que se enreda a mi alma, que me aprieta fuerte muerde con los dientes. Me muero por hacerlo bien. Y quiero entender porque no me entiendo. Y no se muy bien lo que guardo dentro, si es bonito o feo, grande o muy pequeño, roto, entero. Que me muero por hacerlo bien.