Abre la vía sus garras y devora la vida que emana de todas mis heridas. Puedes ser de miel y rosas; decide sofocar mi soledad con la fragancia tibia de tu fortuna.
Gotas de sal queman la mirada. Solía soñar más allá de tus crueles maneras, e invariable, sigo el paso.
Abre tus garras y guía mi voluntad con tus espinas.