A las cinco por Florida, muy bien vestida, pasa Isabel; su silueta distinguida es perseguida como la miel, pues no hay hombre que al mirarla no se empeñe en conquistarla... ¡Pero nadie ha conseguido ser preferido por Isabel!
Isabelita, porteña bonita, figura exquisita de gracia sin par. ¡Isabelita! La calle palpita, la gente se agita al verla pasar... Y nadie sabe su gran dolor: ¡Isabelita busca un amor!
Cuando fina y elegante, rosa fragante, pasa Isabel, va arrastrando tras su gracia y aristocracia todo un tropel, pues no hay hombre que enseguida no le ofrezca su alma y vida... Mas el príncipe soñado... aún no ha llegado... ¡pobre Isabel!