Una geisha del Yoshiwara, sacerdotisa del Dios Amor, dice a todos que está maldita, porque ha nacido de la traición; y aunque príncipe el padre fue en el fango debe vivir y la geisha huérfana y triste, llora ante Buda diciendo así:
¡Buda!... ya que sufrir me ves, ¡Buda!... protégeme Señor... Mira que la pobre Musmé, nacida en la orfandad se muere de dolor.
Y la geisha jamás olvida la historia triste de una pasión, que a la madre robó la vida, esclavizada por el amor. Y llorando sin fe, ni hogar, destrozando su corazón, por doquiera se oye el lamento triste y amargo de su canción.
¡Buda!... ya que sufrir me ves, ¡Buda!... protégeme Señor... Mira que la pobre Musmé, nacida en la orfandad se muere de dolor.
Todo es calma en el Yoshiwara, donde hizo nido el amor fatal, como sombra cruza la geisha lleva en la mano fino puñal. Su nirvana la hace morir, rasga el vientre sin compasión y agoniza la princesita rogando a Buda con triste voz:
¡Buda!... ya que sufrir me ves, ¡Buda!... protégeme Señor... Mira que la pobre Musmé, nacida en la orfandad se muere de dolor.