¡Qué ganas de llorar en esta tarde gris! En su repiquetear, la lluvia habla de ti... Remordimiento de saber que por mi culpa nunca, vida, nunca te veré. Mis ojos, al cerrar, te ven igual que ayer, temblando al implorar de nuevo mi querer... Y hoy es tu voz que vuelve a mí en esta tarde gris...
«Ven, (triste me decías) que en esta soledad no puede más el alma mía... Ven y apiádate de mi dolor, que estoy cansada de buscarte, de sufrir y de esperarte y de hablar siempre a solas con mi corazón... Ven, pues te quiero tanto que si no vienes hoy voy a quedarme ahogada en llanto... No, no puede ser que viva así, con este amor clavado en mí como una maldición...»
No supe comprender tu desesperación y alegre me alejé en alas de otro amor... ¡Qué solo y triste me encontré cuando me vi tan lejos y mi engaño comprobé! Mis ojos, al cerrar, te ven igual que ayer, temblando al implorar de nuevo mi querer.. Y hoy es tu voz que vuelve a mí en esta tarde gris.
«Ven, (triste me decías), que en esta soledad no puede más el alma mía... Ven, y apiádate de mi dolor, que estoy cansada de llorarte, de sufrir y de esperarte y de hablar siempre a solas con mi corazón... Ven, pues te quiero tanto que si no vienes hoy voy a quedarme ahogada en llanto... No, no puede ser que viva así, con este amor clavado en mí como una maldición...»