En un café se vieron por casualidad cansados en el alma de tanto andar, ella tenía un clavel en la mano. Él se acercó, le preguntó si andaba bien llegaba a la ventana en puntas de pie, y la llevó a caminar por Corrientes. ¡Miren todos! Ellos solos pueden más que el amor y son más fuertes que el Olimpo. Se escondieron en el centro y en el baño de un bar sellaron todo con un beso. Durante un mes vendieron rosas en La Paz, presiento que no importaba nada más y entre los dos juntaban algo. No sé por qué pero jamás los volví a ver. Él carga con once y ella con seis, y, si reía, él le daba la luna...