Yo me burlé de vos porque no te entendí ni comprendí tu dolor. Tuve la sensación de que tu canto cruel lo habías robao, bandoneón... Recién comprendo bien la desesperación que te revuelve al gemir ¡Sos una oruga que quiso ser mariposa antes de morir!
Fue tu voz, bandoneón, la que me confió el dolor del fracaso que hay en tu gemir; voz que es fondo de la vida oscura y sin perdón, del que soñó volar y arrastra su ilusión llorándola...
Igual que vos soñé... Igual que vos viví sin alcanzar mi ambición. Alma de bandoneón -alma que arrastro en mí- voz de desdicha y de amor, te buscaré al morir, te llamaré en mi adiós, para pedirte perdón, y al apretarte en mis brazos, darte en pedazos mi corazón.