En el jardín de la ilusión dormida vi bajo el rosal a la mujer de tentación que presintió mi madrigal. Tenía los cabellos de oro y sol un cuerpo de muñeca escultural mejillas con colores de arrebol diosa y flor virginal. Por verla y admirarla me acerqué y el hombre más dichoso me sentí pues viendo que soñaba la escuché; y al soñar decía así