Vuelvo a tu lado otra vez porque me falta valor para enfrentar los años... ¡Sangran cansados mis pies de andar sin rumbo y rodar por mil senderos extraños! Yo no sé si tuve miedo del silencio de mi pieza que escuchaba entre las sombras los reproches de tu voz... ¡No he podido, desde entonces, ahuyentar esta tristeza que acompaña siempre, siempre, mi herido corazón!
¡Ya ves... estoy cambiado! Traigo fiebre en la mirada me he pasado tantas noches conversándole al dolor... Sin pensar que, mientras tanto, consecuente me esperabas con un rezo entre los labios y un suspiro en tu perdón. He venido de tan lejos arrastrando mi esperanza para hablarte de mis penas... ¡de ese abismo en que me hundí! ¡Pero qué!... Si tus ojeras tan profundas por el llanto me hacen ver que no fue tanto mi tormento y mi sufrir.
Al verte, vida, no sé cómo he podido vivir sin el calor de tus besos... Al alejarme pensé que lejos iba a olvidar... y más pensé al estar lejos. Sepultura de mis penas, cofre azul de mis caricias la tibieza de este nido que mi espíritu abrigó... Sensación de paz y alivio que me brinda tu sonrisa mientras bañan tus pupilas dos lágrimas de amor.