No se puede torcer el destino Como débil varilla de estaño, Si al amor lo adormece un desprecio Más tarde despierta, terrible, incendiario. No pretendas mujer, olvidarme Ni borrar con champán el pasado, Como marca indeleble yo vivo Sujeto a tu vida, siguiendo tus pasos.
Tú pudiste cambiar el destino Yo te amé con el alma y te amo, Te entregué el corazón, lo rompiste Tú tienes la culpa, mujer, si soy malo. Y tendrás que dar cuenta al Eterno De mis pobres delirios de insano, Tus acciones son nobles reflejos De toda mi vida, de todos mis actos.
Cuando veo una flor, si es hermosa Con tus dones, mi bien, la comparo, Si ella es blanca, bendigo tus carnes Si es roja la creo, robada a tus labios. En la estatua, en la flor, en el verso En el día, en la noche, en los astros, Dondequiera que exista hermosura Encuentro algo tuyo que creo sagrado.
Yo te tengo en mis sueños febriles Si despierto te veo a mi lado, Te acaricio, te nombro, te busco Te muerdo, te abrazo, te dejo y te llamo. Ahí está ¡No la ven! Yo la veo... Ella me llama, yo voy... y no la hallo, La maldita me miente, me engaña Perdón si estoy loco, perdón, no sé lo que hago.