En el desierto de Karakistán creció el jardín de un tal don Juan Adán; como un oasis sobre una moqueta de arena, cultivaba cada flor como si fuera una estrella. Justo en el medio del jardín plantó una semilla que creció y creció un árbol lleno de una extraña fruta que hablaba y gritaba: JuanAdán, Ja, ja, ja! Come de esta fruta Juan, come que serás feliz, come y serás mejor que Alá. .... Come un poquitito más, verás que dulce veneno... ... El pobre Juan comió sin respirar, primero un poco y luego más y más pero aquel árbol maldito no callaba en sus ramas y gritaba: Juan Adán, Ja, ja, ja! Come de esta fruta Juan, come que serás feliz, come y serás mejor que Alá. ... Solo un mordisquito y ya... ... De repente Juan de un salto se lanzó a volar (mejor que Alá). Construyó otra luna y otra aurora boreal (mejor que Alá) Hizo cataratas, pintó ríos junto al mar (mejor que Alá) Y una voz de trueno se escuchó en Karakistán: Juan, Juan- dijo la voz de Alá- yo estoy cansado ya, toma mi puesto y sigue tú, ja, ja. Juan, Juan, es tu castigo Juan, ya he dimitido, menos mal, ja, ja!