Su ausencia esta congoja me dio, y a veces su recuerdo es un bien que pronto se me ahoga en dolor... Y nada me consuela de ir siempre más lejos de verme sin ella. Mi paso va adelante y atrás el corazón. El rumbo que me aleja tan cruel, me roba sus caricias de amor, y sólo el pensamiento la ve, la escucha embelesado, la besa con ansias, la siente a mi lado. Y voy, así soñando, más lejos cada vez...
Blanca palomita que pasás volando rumbo a la casita donde está mi amor, palomita blanca, para el triste ausente sos como una carta de recordación... Si la ves a la que adoro, sin decir que lloro, dale alguna idea de lo muy amargo que es vivir sin ella, que es perder su amante calor... Sigan adelante, pingos de mi tropa, que de un viento errante somos nubarrón y en un mal de ausencia se nos va la vida siempre a la querencia dándole el adiós... ¡Palomita blanca! vuela noche y día de mi nido en busca y escribí en el cielo con sereno vuelo: "No te olvida nunca, sólo piensa en vos".
No sabe aquel que nunca dejó su amada a la distancia, el pesar que al alma impone un duro rigor, que viene de ladero, que a ratos la nombra midiendo el sendero, mirando allá en la sombra los pagos que dejó... La he visto entre mis brazos llorar la he visto al darme vuelta al partir su tibio pañuelo agitar, y luego irse achicando su imagen lejana... y en mi alma agrandado su encanto... y esta pena de no tenerla más...