¿Qué dicen los rumorosos en la costa verdescente al rayo transparente de la plácida luz de la luna? ¿Qué dicen las altas copas de la oscura pinocha arpada con su bien compasado y monótono cimbrear?
De tu verdor ceñido y de los benignos astros, confin de los verdes castros y tierra valerosa. Nunca te olvides de la injuria y el rudo encono; despierta de tu sueño, hogar de Breogán.
Los buenos y generosos nuestra voz entienden, y con arrobo atienden nuestro ronco sonido, pero sólo los ignorantes, los fieros y duros, imbéciles y oscuros no nos entienden, no.
Ya ha llegado el momento de aquellos antiguos bardos, que a vuestras ilusiones cumplido fin darán: pues, donde quiere, gigante, nuestra voz pregona la redención de la buena nación de Breogán