Tus manos se derriten, no vuelven a oprimir. Tus manos, las cicatrices de aquella esperanza que nos hizo. Armaduras de hierro que cubren corazones, hilos que sujetan el mundo, mentes y cuerpos sin vida, vida sin dolor pero vida muerta. No quiero ser, huyo de tu verdad, no quiero ver, mis ojos ya no aguantan más, hoy quiero dejar la niebla atrás…en mis sueños… falsas lágrimas, mares destruidos, venas que transportan odio, odio que destruye ilusiones…ahogados por la esperanza de otro mundo posible, aún azotados por la máquina, descubrimos el camino.