No puede ser; esa mujer es buena. No puede ser una mujer malvada, En su mirar como una luz singular, he visto que esa mujer no es una desventurada.
No puede ser una vulgar sirena, que envenenó las horas de mi vida. ¡No puede ser! por que la vi rezar, por que la vi querer, por que la vi llorar.
Los ojos que lloran no saben mentir, las malas mujeres no miran así. Temblando en sus ojos dos lágrimas vi y a mí me ilusiona que tiemblen por mí, que tiemblen por mí.
¡Vi la luz de mi ilusión! ¡Se piadosa con mi amor! ¡Por qué no sé fingir, por qué no sé callar, por qué no sé vivir!