Un ojo dejé en los lagos por un descuido casual, el otro quedó en Parral en un boliche de tragos; recuerdo que mucho estrago de niña vio el alma mía, miserias y alevosías anudan mis pensamientos, entre las aguas y el viento me pierdo en la lejanía.
Mi brazo derecho en Buin quedó, señores oyentes, el otro en San Vicente quedó, no sé con qué fin; mi pecho en Curacautín lo vea en un jardincillo, mis manos en Maitencillo saludan en Pelequén, mi blusa en Perquilauquén recoge unos pececillos.
Se m’enredó en San Rosendo un pie al cruzar una esquina, el otro en la Quiriquina se me hunde mares adentro, mi corazón descontento latió con pena en Temuco y me ha llorado en Calbuco, de frío por una escarcha, voy y enderezo mi marcha a la cuesta ‘e Chacabuco.
Mis nervios dejo en Granero, la sangr’en San Sebastian, y en la ciudad de Chillan la calma me bajó a cero, mi riñonada en Cabrero destruye una caminata y en una calle de Itata se me rompió el instrumento, y endilgo pa’ Nacimiento una mañana de plata.
Desembarcando en Riñihue se vio a la Violeta Parra, sin cuerdas en la guitarra, sin hojas en el colihue; una bandada 'e chirigües le vino a dar un concierto Desembarcando en Riñihue se vio a la Violeta Parra, Desembarcando en Riñihue se vio a la Violeta Parra.