Sin querer llegará abril pero oscuro y sin claveles y tú mirarás los días como quien mira la nieve caer sobre la ciudad, alunada y siempre hambrienta y la crisis va llenando de dormidos las cunetas. Y tú hibernando ausente, exhausto y sin latido, vencido por el miedo y la luz de los mercados, cansado ya quizá de estar perdido, perdido.
Cuando el trabajo te escupa cual carozo de cereza rodarás pendiente abajo.No quedará quien proteja a la virgen del dragón Cuando suenen las alarmas la marea habrá subido acorralándote en la cama. Despertarás entonces, desarmado y cautivo. Y como quien regresa, a la casa en que fue niño todo parecerá más pequeño, más oscuro el horizonte, la llama y el futuro. Y entonces, dime, qué harás.
Despierta ya verás, que te están esperando, paciendo en el portal una reata de pegasos para cruzar el cielo tras la estrella del vencido y hacerse las preguntas que exigen estar aún vivo.
Despierta, has de pintar, nuevas constelaciones para que navegantes extraviados en la noche encuentren el camino que les acerca al mañana en el que prometeo burla al dios y trae la llama.
Que el destino no parió la miseria en la que duermes, nació de las voluntades de mil hombres y mujeres que nada está escrito para siempre despierta.
El invierno llegará arañándote la espalda, mirarás el telediario como quien lee un telegrama que trae pésames y flores Mientras mascas los silencios te robarán la memoria nigromantes y usureros. Aquellos que ahora bailan celebrando la hoguera, en que arde tu futuro, herido de hipotecas, de dulce mansedumbre, narcótica ceguera, herido y desangrado, el futuro aún espera.
Despierta ya verás, que te están esperando, paciendo en el portal una reata de pegasos para cruzar el cielo tras la estrella del vencido y hacerse las preguntas que exigen estar aún vivo.
Despierta has de pintar nuevas constelaciones para que navegantes extraviados en la noche encuentren el camino que les acerca al mañana en el que prometeo burla al dios y trae la llama.
Que el destino no parió la miseria en la que duermes, nació de las voluntades de mil hombres y mujeres, que nada está escrito para siempre.