Me olvidé de lo corta que es la vida, y ahora estoy condenado a vivir en soledad; ya caí en a trampa de la mentira porque el mundo perdió el rumbo y yo perdí mi lugar. Y en mi camino el castigo divino va desafiando mi destino.
¡Graciadió que no creo en nada! No hay pecado o culpa en mi religión. ¡Graciadió que me quema el alma! Y no para de dar guerra al corazón.
Me cansé de los ídolos quemados, porque ya no hay discurso que me pueda elevar; todos corren por llegar a ningún lado, y aunque viven engañados siempre van a conformarse con promesas nunca cumplidas... que nadie me diga qué hacer con mi vida.
¡Graciadió que no creo en nada! No hay pecado o culpa en mi religión. ¡Graciadió que me quema el alma! Y no para de dar guerra al corazón.
Volaré buscando otro punto de partida, volaré porque ya no hay tiempo para pensar. Ya sabes que todo es prestado en esta vida, y lo poco que me queda todo lo voy a jugar. Y en mi camino el castigo divino va desafiando mi destino.
¡Graciadió que no creo en nada! No hay pecado o culpa en mi religión. ¡Graciadió que me quema el alma! Y no para de dar guerra al corazón.