DI QUE NO ME CONDENARÉ JUDAS: Si os ayudo, oíd mi aclaración, yo nunca fui capaz de la menor traición, me ha costado mucho tiempo decidir, lo he pensado mucho antes de venir. Os juro que no lo hago por mi voluntad, tampoco por dinero, ni por vanidad. Di que no me condenaré. Lo hago porque creo que es mi deber, porque soy el único que sabe ver, que a Cristo de las manos se le escapará, todos nuestros planes, no se cumplirán. Yo sé que él ha llegado a esa conclusión, y sé también que sabe lo de mi traición. Di que no me condenaré. Anás eres mi amigo y me comprenderás. Caifás, con tu experiencia, lo entenderás. Como los profetas, vi la solución y así creo que cumplo con mi obligación, os juro que no lo hago por mi voluntad, tampoco por dinero, ni por vanidad. Di que no me condenaré. ANÁS: Basta de excusas, no tengas cuidado, di lo que sepas, no tengas temor. CAIFÁS: Podemos prender a este falso rey, tú sabes su vida, nosotros la ley. ANÁS: Si tú nos lo entregas, habrá recompensa. CAIFÁS: Denarios de plata yo te pagaré. Basta que digas dónde se encuentra. ANÁS: A solas de noche. CAIFÁ: Y le prenderé. JUDAS: Guardad vuestro dinero. CAIFÁS: Oh, no te preocupes, tenemos de más. JUDAS: Es dinero maldito. ANÁS: Pero debes cogerlo, te lo ganarás. CAIFÁS: Verás lo que puedes hacer si lo coges, limosna a los pobres, cualquier buena acción. Yo sé tus motivos, yo sé lo que sientes, no es plata de sangre, es una pequeña... gratificación. JUDAS: El jueves noche le hallareis orando lejos de todos, en el Huerto de Getsemaní. CORO: Muy bien Judas. Pobre Judas !