Cansado de los besos que no me dabas, lívido por exceso de sangre fría, desanudé los nudos que amordazaban la boca del embudo de la alegría.
Porque invertir en latas de sopa boba es como barnizar el propio ataúd, te hubiera dado más de lo que me robas le dije al norte cuando me fui pa'l sur.
Con dos o tres metáforas en la nuca y una gota de plomo en el lacrimal, mi dueto del cuácuá con el pato Lucas rodó por los baretos de la ciudad.
¿Qué queréis?, aprendí a malvivir del cuento pintando autorretratos al portador, si faltan emociones me las invento, la madrugada no tiene corazón.
La salsa de tomate de las heridas se corta con un chute de vanidad, los pájaros no saben de despedidas ni dejan prisioneros cuando se van.
La cresta de los gallos sin gallinero pa'l caldo del puchero del día después, ayer no me querías, hoy no te quiero, mañana no tendremos a quien querer.
Con dos o tres carámbanos en las tripas y un billete de ida a ningún lugar, mi jeta, mi bombín y mi buena pipa me abrieron las ventanas del más acá.
No os paséis con la ley "dímelo en la calle" le dijo qué se yo a ciudadano quién, a falta de sustancia sobran detalles, de la estación de Francia ya sale el tren.
¿Qué queréis?, aprendí a malvivir del cuento pintando autorretratos al portador, si faltan emociones me las invento, la madrugada no tiene corazón.