¡Calla bandoneón!... ¡Calla, por favor!... Tus notas me entristecen nuevamente, tus notas me recuerdan ese amor. ¡Calla bandoneón!... ¡Calla, por favor!... El tango que tus teclas hoy entonan es ese que escuché con el adiós.
Bailando nos enamoramos, bailando nuestro amor juramos. Testigo el bandoneón nos endulzaba el corazón, con el rezongo de su voz acariciante... Un día rezongó más triste... fue el día que el adiós dijiste... Un tango bien tristón acompañó nuestro dolor y así, bailando, llegó el adiós...
¿Cuándo volverás? ¡Cuándo, dime ya! Dijiste que muy pronto volverías y yo ya he envejecido de esperar. ¡Calla bandoneón!... ¡Calla, por favor!... No ves que se me nublan ya los ojos... no ves que sufro aún por ese amor.